he dejado olvidados mis cuadernos, y me he dedicado a ser un duende cacheton, con un prestamo en el banco, carro y responsabilidades de adulto.
he dejado olvidados mis cuadernos, para ya no pintar con mis colores y con mis primariosas formas. he dado el paso a los baldes de pintura, las fraguas, las baldosas, para tener un departamento no solo nuevo, sino "lindo".
he dejado olvidados mis cuadernos y ya no escribo. ahora tipeo y tipeo. y no puedo escoger entre la tinta azul, el lapicero negro o el lapiz (sin contar mi negrito). ahora presiono teclas negras, sin poder escoger colores.
y aunque tengo siempre una libreta mental y escribo y escribo en ella, debo confesar (con muchisima vergüenza) que extraño a mis compañeros inseparables. prometo no dejarlos empolvarse, y prometo no dejar que la tinta del lapicero azul que robe (como en viejos tiempos) se seque por desuso.
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