siempre me ha gustado compartir mi vida con niños. son esa cuota de inocencia y pureza que le falta a la gente grande y al mundo. son (por suerte) esos pequeños recordatorios de que el mundo es lindo y que se puede mantener asi si todos fueramos un poco como ellos.
amo a mis sobrinos. y no puedo esperar para conocer al tercero que ya viene en camino. ellos, con sus ocurrencias, sus miradas traviesas, sus risas completamente francas y todos sus detalles, hacen que mi mundo sea un poquito mas colorido todos los dias. me encanta recibir un beso de ellos, y escucharlos reir es como la recarga de mis baterias siempre.
mi lore va a ser mama, y no puedo esperar a conocer a andré. va a ser un bebe precioso y ruloso, y ya quiero verlo para apapacharlo. luciana acaba de nacer, y para mi es increible que emma ya sea mama. tengo ganas de verla tambien y de verla sonreir con esos hoyitos, igual que su mama.
ayer conoci a fausto. y es uno de los bebos mas hermosos que he visto. es tierno, divertido, hablador y dulce como el solo. no tiene vergüenza de hablar con "las amigas del teatro" de su mama, de darles un beso, de contarles sobre sus cuentos y sus preferencias culinarias ("yo como chancay"). ayer, mientras jugaba y conversaba con el, me di cuenta de que es cierto: muero por los niños.
y yo, a imagen y semejanza de ellos, quiero seguir siendo una niña. jugar, sonreir y ser yo sin miedo. porque es la mejor forma de vivir. y de hacer que los demas vivan.
(gracias pame por ese regalito tan lindo ayer. te quiero.)
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